martes, 20 de abril de 2010

Pasos, márgenes y pobreza: símbolos religiosos de la communitas, Ana María López Ochoa

Aunque los antecedentes teóricos de Víctor W. Turner, provienen del estructural funcionalismo británico, para él, la sociedad es algo más que la estructura social. Considera que ésta se complementa con una forma de interrelación social a la que denomina communitas, la cual es una concreción de “la perspectiva ideal de una cultura (ref 1)”. Señala que cada cambio de estado o posición social conlleva un rito de paso, que está caracterizado por tres etapas: 1) la separación, que significa el apartamiento del individuo de su posición en la estructura social 2) el margen o limen, que significa el cruce por alguna especie de umbral y 3) la vuelta a la agregación, o reintegración a la estructura social. Para Turner la etapa intermedia o liminal es donde surge la communitas. Destaca también, la existencia de otros dos aspectos culturales muy relacionados con el estado liminal: el intrusismo y la inferioridad estructural, que describe como “adecuados para los símbolos rituales y las creencias de tipo no social-estructural (ref 1)”. Pero, ¿a que se refiere Turner cuando habla de estructura social, communitas y liminalidad? La estructura social, de acuerdo con él, consiste en “arreglos modelados de grupos de papeles, grupos de estatus y secuencias de estatus conscientemente reconocidos y operativos (ref 1)” en una sociedad dada, los cuales están ligados a “normas y sanciones legales y políticas (ref 1)”. Mientras que, la communitas no reconoce normas ni leyes, considera a la sociedad como un sistema homogéneo y surge de manera espontánea, y auto-generativa. En los ritos de paso, el estado liminal es una preparación para llegar a la communitas. De acuerdo con Turner, las “situaciones liminales son las ocasiones en que una sociedad toma consciencia de ella misma (ref.1)”, se acerca a una visión integral del papel del ser humano dentro del cosmos y de su interacción con lo tangible y lo intangible. Señala que el estado liminal esta envuelto en una estructura de símbolos e ideas, a la que describe como “una estructura de instrucción”. De acuerdo con esto, los símbolos actúan como ‘depósitos’ en los que se recolecta el “conocimiento profundo de una sociedad (ref. 1)”, mismo que a través de la “estructura de instrucción” se transmite de una generación a la siguiente. Esto solo puede llevarse a cabo estando al margen de la estructura social. Esta característica es compartida por estados como el del intrusismo, en el que se puede clasificar a shamanes, adivinos, hippies y vagabundos; la marginalidad, en la que incluye a los críticos de la estructura social, a los artistas y filósofos; y el estado de inferioridad estructural, en el que se considera a los clasificados bajo esta condición como portadores de un poder místico que se contrapone con el poder político y terrenal de los que se encuentran en una posición social superior.
La perspectiva antropológica de Víctor W. Turner adopta tanto aspectos estructurales como ideológicos. La estructura, en su caso, funciona hasta cierto punto de forma análoga a como lo haría una ley o una teoría, haciendo consideraciones generales y simplificando los fenómenos para facilitar su comprensión. La concepción estructural le permite una organización ordenada de los elementos que componen los fenómenos sociales, en contraste con el aparente desorden que evidencia la propuesta antropológica de Clifford Geertz. Ciertamente, los fenómenos sociales deben ser sumamente complejos como podría afirmar Geertz, pero, en todo estudio, es necesario tomar ciertas consideraciones que permitan trazar una ruta para su análisis. Respecto al aspecto ideológico, los ritos de paso, y específicamente el estado liminal, son una propuesta sumamente interesante de Turner, en tanto que se plantean como la fuente de la creatividad y del cuestionamiento acerca de la vida. Sin embargo, parecería que los elementos simbólicos únicamente aparecen durante estos periodos de la vida humana, cuando, la idea de Geertz, acerca de que los símbolos pueden ser estudiados en la vida cotidiana, parece tener mayor significado. Los símbolos efectivamente son transmisores de la cultura, pero no actúan únicamente durante el desarrollo de un rito de paso, sino que lo hacen incesablemente en cada acción que lleva a cabo un ser humano.

REFERENCIAS
1. Bohannan, P. y Glazer, M. Antropología. Lecturas. Víctor W. Turner. 28. Pasos, márgenes y pobreza: símbolos religiosos de la communitas. Editorial McGraw-Hill. Segunda edición. España, 1993. pp. 515-543.
2. Diccionario de la Lengua Española. Real Academia de la Lengua. Vigésima segunda edición, España, 2001.

lunes, 5 de abril de 2010

Clifford Geertz-Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura, Ana María López Ochoa

En su afán de conocer y poder explicar los fenómenos que le rodean, el ser humano, a través de la historia, ha ido perfeccionando un proceso cognitivo al que ha denominado ciencia. Este proceso, caracterizado por la aplicación del método científico de forma sistemática y objetiva, tiene como fin último la elaboración de leyes y teorías que permitan explicar y predecir dichos fenómenos. Las características de la ciencia, obedecen a una convención humana que persigue la construcción de un lenguaje común a los científicos, el cual permita una comunicación efectiva entre ellos, dejando el menor margen posible al surgimiento de diferentes formas de entender un mismo fenómeno. Sin embargo, aunque esto funciona bien en el campo de las ciencias físicas, no es estrictamente así en el caso de los estudios antropológicos. Para Clifford Geertz, “el análisis de la cultura no es una ciencia experimental que busca la ley, sino que es interpretativa y busca el significado (ref. 1)”. Con esta afirmación, Geertz nos hace pensar en las limitaciones de una de las principales características de la ciencia, su objetividad.
Lo subjetivo, según la Real Academia de la Lengua, es lo “perteneciente o relativo al sujeto, considerado en oposición al mundo externo (ref. 2)”. Es así que, de acuerdo con la ciencia, al tomar como objeto de estudio al ser humano, paradójicamente es necesario que el investigador trate de dejar a un lado una de sus características más interesantes: su capacidad interpretativa. En este sentido, Geertz nos presenta evidencias de que no es posible darle un sentido unívoco a una determinada conducta humana. El comportamiento de los seres humanos tiene, según él, más de un significado. Para Geertz, es necesario adquirir previamente un conocimiento profundo de las estructuras significativas de una cultura, a fin de comprender el verdadero sentido del proceder humano dentro de la comunidad. Para ello, propone el empleo de lo que llama la descripción densa dentro de la práctica de la etnografía, en la que considera como factor principal la habilidad interpretativa del etnógrafo. Para Clifford Geertz, la cultura es mejor representada como un sistema simbólico, en el que los símbolos, como medios de transmisión de la cultura, pueden ser empleados por el antropólogo para intentar reconstruir las estructuras de significado de las culturas, considerando a toda conducta humana como una acción simbólica. Así, de acuerdo con Geertz, la cultura misma, el objeto de estudio de la antropología, no es otra cosa que una interpretación de la realidad. Esta relatividad del concepto necesariamente lleva a un aumento de su complejidad generando mayores dificultades para su estudio. Geertz nos permite tener una estimación de esto, cuando señala, que “el análisis cultural es intrínsecamente incompleto”, dice que este enfoque equivale a “dedicarse a un punto de vista de la aserción etnográfica como “esencialmente discutible”.
El concepto semiótico de cultura que nos presenta Geertz, pone de relieve la importancia de considerar dentro de los estudios acerca del ser humano, los aspectos que tiene que ver con la parte subjetiva y diversa de las sociedades humanas, tales como las creencias, los significados, los valores o las motivaciones para llevar a cabo ciertas acciones. Ignorar estos factores dentro del comportamiento social de los individuos nos lleva a tener una visión parcial y por tanto distorsionada de la verdadera dimensión humana. De esta forma, el enfoque de la antropología simbólica le reintegra a los estudios antropológicos la parte del ser humano que había sido despreciada por otras concepciones centradas en la objetividad y enriquece la forma de ver el mundo.

REFERENCIAS
1. Bohannan, P. y Glazer, M. Antropología. Lecturas. Clifford Geertz. 29. Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura. Editorial McGraw-Hill. Segunda edición. España, 1993. pp. 545-568.
2. Diccionario de la Lengua Española. Real Academia de la Lengua. Vigésima segunda edición, España, 2001.
3. Hammerstedt S. y Loughlin M. Symbolic and Interpretative anthropologies. Department of Anthropology College of Arts and Sciences, The University of Alabama. http://www.as.ua.edu/ant/Faculty/murphy/436/symbolic.htm
4. Ortner, Sherry B. La teoría antropológica desde los años sesenta. Traducción de Rubén Páez. 1984. 26 pp.

viernes, 26 de marzo de 2010

Portal para bajar libros

Desde este portal pueden bajar libros completos en formato PDF, están comprimidos en .rar hay que descomprimirlos y ya obtienen el PDF.

http://librosotraotredad.blogspot.com

Clifford Geertz, Patricia Mastache V.

Clifford James Geertz (San Francisco, 23 de agosto de 1926 - 30 de octubre de 2006) fue un antropólogo estadounidense, profesor del Institute for Advanced Study, de la Universidad de Princeton, Nueva Jersey. Se convirtió en el "campeón de la antropología simbólica", que pone particular atención al papel del imaginario (o 'símbolos') en la sociedad. No asociándolo con una o un grupo determinado de ideas, tampoco aporta términos clave o uniones directas con otras tradiciones antropológicas
La cultura, según la define Geertz en su famoso libro La interpretación de las culturas (1973), es un sistema de concepciones expresadas en formas simbólicas por medio de las cuales la gente se comunica, perpetúa y desarrolla su conocimiento sobre las actitudes hacia la vida. La función de la cultura es dotar de sentido al mundo y hacerlo comprensible y pone un ejemplo: “… un ser humano puede ser un completo enigma para otro … aunque dominemos la lengua del país, no entendemos a la gente, y no porque no sepamos lo que se dice, [simplemente] no podemos hacernos entender” (Bohannan,1988, p 554-555).
El papel de los antropólogos, por tanto, es intentar interpretar los símbolos clave de cada cultura (a esto le llama descripción densa), y hacernos entender, es de lo que se compone la investigación etnográfica como una experiencia personal, lo que resulta es que cuanto más se entiende a un pueblo, más lógicos y singulares parecen.
Geertz sostenía que para estudiar la cultura desde un punto de vista antropológico, es imposible aplicar una ley o una teoría determinada, la única manera de estudiar las conductas humanas dentro del contexto cultural al cual pertenecen, es a través de la experiencia y de la observación del investigador, es decir quiere que entendamos la cultura en sus propios términos, entendiendo sus complejidades, sutilezas y matrices. De esta manera las manifestaciones de cada cultura, según Geertz, deben ser estudiadas de la misma manera que la arqueología estudia el suelo, “capa por capa”, desde la más externa, es decir desde aquella en donde los símbolos culturales se manifiestan de manera más clara, hasta la capa más profunda, donde se encuentra la matriz de estos símbolos a los cuales hay que identificarles el significado, dejando de lado los aspectos ontológicos del mismo.
.Geertz no cree que la cultura sea ecléctica o conciliadora de doctrinas, más bien cree que es semiótica (o semióloga), es decir, a base de signos. Sassure define la semiología como la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social, basándose en su estructura y la relación entre el significante y el concepto de significado.


Significante + Significado = Signo lingüístico
(imagen acústica o contenido o imagen (construcción social teórica
secuencia de mental) que define al objeto)
fonemas)



Geertz cree que un ser humano está suspendido sobre una telaraña de significados que él mismo ha creado. Por lo que para el etnógrafo, su mejor arma es el concepto de cultura, la “interpretación” es la herramienta para buscar el significado y el proceso que utiliza se llama “descripción densa”, que implica, la certeza de que cualquier comportamiento humano, tiene más de un significado en diferentes niveles.

Por otro lado, Geerzt enfatiza que la descripción densa (o etnográfica) o nuestros datos, son realmente nuestras propias construcciones de las construcciones de otros pueblos y el antropólogo lo que hace es explicar las explicaciones, por lo que el análisis, está separando las estructuras de la significación. Para la mejor comprensión de esto Geertz da un ejemplo:
“… descripciones como la de la cultura de los beréberes, los judíos o los franceses, se tiene que situar de tal forma que las construcciones que imaginamos de los beréberes, los judíos o los franceses nos ayuden a situar lo que ellos viven, las fórmulas que usan para definir lo que les pasa. Lo que no significa es que tales descripciones sean ellas mismas beréberes, judías o francesas, es decir, parte de la realidad que están describiendo de forma ostensible, son antropológicas…” (Bohannan, 1988, p556).

Es por esto que, Geertz dice que, que la cultura ha sido tratada de forma más efectiva como un sistema simbólico, al aislar sus elementos, especificando la relación interna entre esos elementos, y después caracterizando todo el sistema de alguna forma general.

jueves, 25 de marzo de 2010

La teoria antropológica desde los años sesentas, Ana María López Ochoa

A la vista de una aparente desintegración del campo de la antropología, Ortner destaca la formación, a través del tiempo, de un ambiente propicio para el surgimiento de una nueva corriente teórica, a la cual denomina “la práctica”. Como en todas las áreas de pensamiento, el desarrollo de un nuevo marco de referencia, procede de la evolución de diversas características provenientes, a su vez, de distintas consideraciones teóricas, las cuales llegan a combinarse para darle una forma y contenido inédito. El objetivo de la autora en su artículo, es conducirnos a través de una breve revisión de ciertos aspectos y relaciones entre las escuelas antropológicas más importantes, surgidas entre los sesentas y ochentas, hasta el inminente nacimiento de la teoría de “la práctica”. El artículo está dividido en tres periodos: los sesentas, los setentas y los ochentas, en los que se nos describen las características y supuestos más importantes de cada escuela, tratando de esclarecer las interrelaciones existentes entre ellas. En los sesentas se revisan: la antropología simbólica, la ecología cultural y el estructuralismo. En los setentas se examinan las corrientes teóricas conocidas como el marxismo estructural y la economía política. Y, en la última parte del artículo, dedicada a la década de los ochentas, se describen los postulados, motivaciones y objetivos de “la práctica”. En sus conclusiones, la autora señala que el desarrollo teórico, dentro del campo de la antropología, hacia una teoría de la práctica, es un traslado desde un análisis estático, sincrónico, hacia un análisis diacrónico, procesual. Enfatiza finalmente, que la teoría de la práctica acepta que “la sociedad es un sistema, que el sistema es poderosamente constrictivo y que el sistema puede ser hecho y deshecho a través de la acción e intervención humana (Ortner, 1984)”.
La teoría de la práctica, de acuerdo con el recuento histórico presentado en el artículo, retoma aspectos importantes de todas las escuelas teóricas revisadas. No obstante, algunos supuestos de la antropología simbólica parecen formar la parte medular de la teoría, específicamente en el caso de las concepciones propuestas por Geertz. En este sentido, se considera al actor en el centro del modelo, tomando en cuenta sus valores, creencias e intenciones. Se retoma el concepto de cultura elaborado por este autor, cuando señala que “su lógica (de la cultura) deriva de la organización de la acción, de la gente operando, interpretando sus situaciones para actuar en coherencia con ellas (Ortner, 1984)”. Además, se incorpora el concepto de ethos y la idea de que la cultura es modeladora de las formas en que la gente percibe y piensa acerca del mundo. Estas consideraciones básicas son complementadas con el concepto de cambio tomado de la ecología cultural y de la economía política, donde la cultura es vista como un sistema abierto en el que inciden fuerza externas, designadas en este caso como “el sistema”. Las relaciones establecidas con “el sistema” se consideran asimétricas y tal desequilibrio genera los cambios sociales. En este último punto, se puede reconocer la influencia del marxismo, que considera a la cultura-estructura como un poder hegemónico, constreñidor y de dominación simbólica. Sin embargo, la incorporación del carácter crítico, propio del marxismo, va acompañada, dentro de la teoría de la práctica, por conceptos atribuidos a Weber, que en algún momento se consideraron opuestos. Así, encontramos, de acuerdo con la autora, una fusión entre materialismo e idealismo, praxis humana y actor en el centro, economía y política, etc. Este carácter holista de la teoría de la práctica, nos permite colocarla un paso adelante de las escuelas desarrolladas hasta ese momento. Además, dentro de los rasgos destacables mencionados por la autora, se encuentran el empleo de una sociología sistemática dentro del modelo, así como la consideración de un sentido político de la cultura y la incorporación de esquemas cognitivos derivados del estructuralismo.
Se puede decir, que la contribución principal de la teoría de la práctica es, de acuerdo con el artículo, una visión integral de las sociedades humanas, abarcando aspectos que tradicionalmente se han menospreciado por poseer características opuestas a las de las ciencias físicas. Estos aspectos, tales como los valores, intenciones o significados fueron considerados por la antropología simbólica en la década de los sesentas, no obstante, su estudio se efectuó de manera parcial al restar importancia a los aspectos objetivos de la vida social. Al formar parte tanto unos como otros del ser humano y de sus asociaciones, se antoja que un estudio completo de las sociedades humanas deba abarcar ambos y llegar a una construcción teórica en que se complementen tal y como sucede en la vida real.

REFERENCIAS
1. Ortner, Sherry B. La teoría antropológica desde los años sesenta. Traducción de Rubén Páez. 1984. 26 pp.

domingo, 21 de marzo de 2010

Interpretación e Innovación, Richard Ibarra

Esta reseña pretende enfocarse en la visión de Clifford Geertz adentrándonos un poco en su visión personal de como él entiende a la antropología, su concepto de cultura y como debe de ser tratada, basado en sus escritos del libro “Interpretación de las culturas”.

Entendemos a Clifford Geertz como un virtuoso que puede ir abordando diferentes temas e ir saltando entre corrientes antropológicas sin que eso le represente ningún conflicto, aparentemente Geertz no estuvo tan ligado a ninguna corriente, aunque ha sido relacionado constantemente con la Antropología simbólica.

Sin duda una propuesta que podemos llevarla más a fondo para la interpretación de cómo se entiende la innovación en una cultura y seguramente podemos aplicar más profundamente este tratamiento interpretativo, ya que cada persona va teniendo su propio entramado que lo sostiene (su cultura) y una parte de este entramado es lo que él entiende como innovación, esta mirada individualista e interpretativa será absolutamente útil al momento de entender la innovación dentro de una cultura ya que el mismo objeto puede significar una innovación para una persona y para otra persona inmersa en la misma cultura puede no significarlo.

Geertz declaró directamente que la forma en que debe estudiarse la cultura, es como un proceso gradual, por capas y hace un comparativo con los arquéologos, que van descubriendo capa por capa la tierra hasta que aparece un objeto que aglomera un significado, de igual forma el antropólogo va avanzando capa por capa en el entramado de significaciones que tiene la cultura, hasta que aparece ante él una interpretación tangible de dicho entramado.

Esta interpretación no debe ser a través de una sólo teoría antropológica, eso sería simplista, debemos de ir avanzando poco a poco para descubrir los significados profundos y no tangibles de las acciones, reacciones, símbolos y lenguaje que utilizan los individuos de dicha cultura y que los llevan a identificar una innovación y posteriormente adoptarla.

Geertz además retoma el concepto de “descripción densa” que estipula que cualquier acción u objeto dentro de una cultura, tiene más de un significado y la interpretación de dicho significado es el objetivo de cualquier etnografía o estudio antropológico.

Geertz hace una analogía, comparando la cultura con una telaraña, nos dice que tanto la cultura es un entramado de significaciones, acciones y símbolos en los cuales se sostiene un individuo de igual forma que una telaraña. Yendo más profundo en esta analogía, podemos además agregar que cada interpretación de cultura es tejido de forma personal y que dicho entramado o telaraña no se comparte con otra persona, una sola telaraña sostiene a una sola persona ya que dicha telaraña fue tejida por esa misma persona, de tal forma que dos o más personas no pueden sostenerse por el mismo entramado de significaciones, cada uno debe de ir tejiendo su propia telaraña e ir buscando sus propias interpretaciones.

En esta búsqueda de la interpretación, Geertz nos dice que no debemos buscar ser nativos, si no que debemos alargar el universo del discurso humano, no hablar si no conversar con ellos, buscar esta significación desde nuestra propia perspectiva, desde nuestra telaraña, porque al final, no podemos renunciar a este entramado en el cual estamos suspendidos y pretender pasarnos a una telaraña de otra persona es una cuestión que nos lleva inminentemente al fracaso, se trata de construir descripciones culturales y situarlos de tal forma que nos ayuden a interpretar lo que ellos viven.

Los escritos antropológicos son interpretaciones y son resultado de varios intentos por describirlos, la segunda o tercera descripción que hagamos de esa misma interpretación no sería la misma, por definición sólo un nativo hace su descripción al primer intento, sin necesidad de una segunda o tercera oportunidad, estas descripciones extras son necesarias cuando es una mirada foránea.

Este nativo que describiría su cultura, debemos entender que lo hace sobre algo utópico, describe algo que no existe en la cabeza de nadie y aunque no es nada físico, no es algo oculto, es algo palpable a la disposición de cualquier mirada acertada, se vuelve tangible hasta que se hace la descripción, un poco como el aire, que lo sentimos, lo respiramos y se hace evidente hasta que deja de existir, pero no lo vemos ni lo tocamos.

Es por eso que no hay nada más importante para en una interpretación antropológica, que el lograr una comprensión exacta de lo que significa y lo que no significa algo, debemos preguntarnos si en este esfuerzo por lograr una interpretación podemos distinguir las diferentes acciones o símbolos, debemos preguntarnos si podemos diferenciar entre un guiño y un parpadeo, que aunque ambas son acciones iguales ante el lente de una cámara, debemos preguntarnos si nosotros podemos distinguir entre uno y otro.

Nos dice Geertz que no hay nada más falsa que la concepción de “laboratorio” al referirnos al entorno donde se desarrolla la cultura, ¿Qué clase de laboratorio es aquel que ninguno de sus parámetros se puede manipular?

Finalmente este texto del libro de Bohannan, es una pequeña aproximación a la mirada de Geertz, y es un buen inicio para poder entender esta propuesta interpretativa y forzosamente debemos empezar a leer más textos de Él para poder adentrarnos en esta mirada.

Bibliografía

Bohannan, P., & Glazer, M. (2007). Lecturas Antropología (2da ed.). Madrid, España: Mc Graw Hill.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Strauss y la Eficacia Simbólica:¿Que es la eficacia simbolica?, Itzel velaazquez

Partiendo de este cuestionamiento daremos inicio a una reflexión con respecto a lo que es la estética y el poder, que es eficaz y que no, este punto es determinado por el éxito que tienen ciertas conceptualización con respecto a la aceptación que tiene un hecho cultural dentro de la dinámica social de un grupo, de tal manera que el ser eficaz es entendida como garantizar la armonía del paralelismo entre lo que es aceptado y los procesos que se siguen para llegar a ello.
En la obra de Strauss sobre la eficacia simbólica nos muestra la “manipulación psicológica del órgano enfermo, es decir, el contexto psicológico de la enfermedad juega un papel fundamental para la cura no solo por lo que representa este aspecto para el individuo enfermo, sino también para la comunidad, en la medicina occidental se ha podido demostrar el impacto psicológico de algunos tratamientos denominados placebos, en todos estos casos tiene un peso importante las prácticas sugestivas sustentadas en el poder de la palabra.
El poder de la palabra, la forma sugestiva de imponer, de ejercer el poder mediante instrumentos controlados por un individuo, son observables de tal manera que la dinámica de transmitir códigos inconscientes se transforman en conscientes aceptados y reproducidos como elementos legitimizados, este es el caso de los denominados Shamanes y su papel místico dentro de un grupo pero, en la parte no medicinal podemos observar ejemplificado en los inconsciente colectivos, la manera de construir su legitimidad y moverse dentro de una estructura mediante el poder que no necesariamente es tangible- formas de convencimiento mediante aspectos materiales o promesas tangibles- pues generalmente esto es una construcción intangible que es controlada por medios culturales que son permisibles a corto plazo, un ejemplo: la construcción de elementos que le son necesarios para la vida del hombre, en el caso de las campañas políticas, los discursos sobre proyectos fundamentados en el sector salud y laboral, por otro lado, el sentido de la estética del cuerpo, cristalizada en un modo “ideal” bajo limites hegemónicos es lo intangible, pero la parte eficaz de esta inserción de los grupos es cuando muestran-a través de un consumismo-la validez de modelos de lo que “debería ser” una imagen optima o aceptada, es decir, la adquisición de productos que permiten “valorar” una imagen, de ahí que veamos el notable éxito-medido por la cantidad de personas que hoy día han adquieren este tipo de productos y que son grupos diversificados en status social, edad y grupo cultural - de las cirugías plásticas, tratamientos de anti envejecimiento, la venta de dietas “efectivas”, aparatos de ejercitación, entre otros.
Para algunos grupos no parecerá importante optar por una técnica de ”embellecer el cuerpo” que ponga en peligro su vida, lo realmente primordial es la eficacia que este tratamiento elegido le brinde para estar dentro de los estándares aceptados por el grupo social en el que se ve inmerso, el simbolismo de una estética particular del cuerpo se observa a partir de la Moda de la delgadez que ya no solo se observa en jóvenes sino en adolescentes que, por estar dentro de una estructura de la imagen adoptan enfermedades de trastorno alimenticio como l bulimia, anorexia, o vigorexia.
Bajo esta lógica de eficacia tendríamos que preguntarnos ¿la estética adoptada hoy día permite la significación de los cuerpos a través de la moda-entendida como la forma en que se adquieren formas de moldear los cuerpos a través de la estética y no como tendencias de ropa-? O al contrario ¿la moda significa los cuerpo a partir de la eficacia simbólica que la misma sociedad moldea o crea como resultado del consumismo practicado a manera de control social?
La eficacia simbólica planteada por Strauss permitirá, ciertamente, reflexionar sobre los modelos o elementos que presenta el hombre como parte de su cultura y desarrollar una descripción y análisis profundo de lo que el individuo representa como valido en este contexto simbólico, la estética adoptada en un determinado grupo, sea trivial o urbanizado responde a un modo eficaz de visualizar y entender el mundo fundamentado en una lógica significativa para la producción valòrica- entendida como lo legitimizado y lo que no, mas allá de lo que tiene un valor moral o económico, esto es: lo simbólico- de sus miembros, tan es así que lo destacado por ellos es lo que les brinda ese simbolismo y no lo que es validado como verdad, ellos tienen su verdad simbolizada en la efectividad de los resultados.
Esta forma de entender los símbolos en su complejidad efectiva es lo que podrá adoptarse para la reflexión del uso de los cuerpos como un medio de control social efectivo, simbolizado en la estética particular de los cuerpos.
Bibliografia• Levi Strauss (1968)
.La eficacia simbólica en: Antropología estructural. Eudeba. Pp.168-185